Es algo habitual citar el nombre de Pedro Ximénez y que la gran mayoría lo relacione con vino dulce, es normal, posiblemente sea los vinos más conocidos e incluso reconocidos, pero hoy aprovecho y comento para solaz de muchos, que es el nombre de una variedad de uva blanca, y con ella se pueden elaborar multitud de vinos. Aún recuerdo que cuando me enseñaban sobre ella hace ya años, me contaban que su leyenda trata de un soldado de los tercios españoles, de nombre Peter Siemens y de procedencia alemana, que trajo la variedad que se cultivaba en su tierra natal y que implantó en el norte cordobés, Montilla o Moriles, donde la variedad se ha convertido en la reina y su reino se ha extendido hasta Jerez y Toledo, mirusté.

El vino que hoy me ocupa tiene una bonita historia aparte de la citada de Peter el alemán, y es que se trata de un homenaje de sus hijos a Marisol Rubio, que falleció joven por el maldito cáncer y su familia honra la memoria con una marca común de aceite y vino. de hecho el vino primero se llamó Marisol Rubio, la añada 2018 que fue elaborada en Villanueva de Alcardete, Toledo, por el maestro Jesús Recuero para los hermanos Jorge y Piedad, que daban forma a este bonito proyecto de la mano de su padre Cipriano, agricultor que cuida este primer Pedro Ximénez manchego. De ahí que esta añada, que ha sido elaborada por Bodegas Muñoz, se llame CIPMA, que es acrónimo de Cipriano y Marisol.

Hay dos CIPMA (I & II), el que hoy nos ocupa es un monovarietal de Pedro Ximénez procedente de un único viñedo alcardeteño (La Rizosa) con fermentación y seis meses de barrica de roble americano, con una producción de 2.220 botellas nada más. Para más detalle mira la rapidcata del video a continuación:

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